¿LA CONSAGRACIÓN MARIANA DEL 2022 CUMPLIRÁ LA SOLICITUD DE NUESTRA SEÑORA EN FÁTIMA?

Por Lic. Martha Tenorio Azaña




El mundo se encuentra  en  expectativa ante  la noticia de  que el papa Francisco realizará este 25 de Marzo del 2022, la Consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María, en razón al conflicto bélico que vienen desatando ambos países en estos últimos meses y que está afectando enormemente a la población civil ucraniana, a fin de detener la situación y no se extienda a otros países con el riesgo de que se convierta en una posible Tercera Guerra Mundial.

Pero, analicemos los hechos. Nuestra Señora en Fátima manifestó a Lucía un pedido muy especial en bien del mundo : "Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. Si hacen lo que les digo, muchas almas se salvarán, y habrá paz. La guerra terminará (refiriéndose a la primera guerra mundial que estaba en pleno); pero si los hombres no dejan de ofender a Dios, otra guerra más terrible comenzará durante el pontificado de Pio XI. Cuando vean una noche iluminada por una luz extraña y desconocida (sucedió una aurora boreal inmensa que se vio en toda Europa en 1938), sabrán que ésta es la señal dada por Dios para indicarles que está a punto de castigar al mundo por sus crímenes, con la guerra, el hambre, y persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para prevenir esto, vengo a pedir que Rusia sea consagrada a mi Inmaculado Corazón. Si mis peticiones se cumplen, Rusia se convertirá y habrá paz. Si no, Rusia esparcirá sus errores alrededor del mundo, trayendo nuevas guerras y persecuciones a la Iglesia. Los justos serán martirizados y el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, y muchas naciones serán aniquiladas. Pero al final, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, y ésta se convertirá y se le concederá al mundo un período de paz”.

Se puede apreciar que la consagración solicitada por la Santísima Virgen, tenía la finalidad de PREVENIR la difusión de los errores de Rusia, es decir el comunismo, impedir que ésto se propagara a todas las naciones; y que el castigo al mundo por sus pecados, por tantas ofensas al Señor, era una inminente Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, ésto se podía detener, ya que al parecer esta guerra y otros conflictos estarían condicionados y vinculados por la presencia del comunismo, de modo que era importante acabar con la fuente, para lo cual se instaba la consagración del país ruso, no sólo como nación sino como el surtidor de la ideología más nefasta para el mundo. 

Por tanto, tocaba a Su Santidad el Papa Pío XI quien debió hacer esta Consagración Solemne de Rusia en unión de todos los obispos, pues era el tiempo y el contexto, pero no lo hizo. No obstante, no se va a juzgar aquí el porqué no lo realizó. Más adelante, Su Santidad el Papa Pío XII, quien sufriera todos los embates de la II Guerra Mundial, hizo una consagración a nivel mundial y no sólo a Rusia, mas era ya muy tarde, pues al no hacerse la consagración en el tiempo y contexto solicitado por la Madre de Dios, el comunismo se había difundido, llenando de miseria y muerte por millones entre las poblaciones de los países, donde lamentablemente, caudillos que ascendieron al poder, adoptaron esta ideología aunque constituyendo variantes de ésta según su idiosincrasia personal a modo de sello distintivo. Ante estos fracasos del comunismo por el horror que sembraron, el resto del mundo optó por rechazar esta ideología; pero los hechos demostraron que no de modo contundente.

Posteriormente, el papa Juan Pablo II el 25 de marzo de 1984 realizó una consagración al mundo en unión espiritual con los obispos, pero igualmente no lo hizo exclusivamente por Rusia; y aunque se dijo que Lucía había dicho que este acto solemne había satisfecho los deseos de la Santísima Virgen, pareciendo que el fin del comunismo había llegado cuando en 1989 se deshizo la URSS como bloque soviético; en realidad no lo fue.  El tiempo demostró que  el comunismo se había camuflado para luego reinventarse inspirado en la visión de Gramsci, el ideólogo y uno de los fundadores del partido comunista italiano, así logró insertarse encubierto en el mundo, convirtiéndose en un elemento aún más peligroso y siniestro : el marxismo cultural, el cual sirviéndose de las ideologías del progresismo y liberalismo, ambas de naturaleza inmoral de por sí, por tanto contestarias a Dios y su Iglesia; actuaron como ventana de Overton, preparando por décadas las mentes de las poblaciones de las naciones en el mundo, a fin de que finalmente pudieran ser dóciles receptoras de las propuestas socialistas de partidos procomunistas. En la actualidad, vemos hoy en América del Sur, Centro América y hasta Canadá, cómo se han ido instalando sorprendentemente gobiernos de ese tipo, en la mayoría de países de la región.

Por tanto, la Consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María que en este mes se va a realizar, NO es la requerida por Nuestra Señora, pues aquella debió ser en el tiempo y contexto en que se vivía en aquel entonces, con la finalidad de PREVEER LA CUESTIÓN COMUNISTA. Al no hacerse la Consagración en el tiempo y en el escenario mundial que lo propiciaba, el castigo de la Guerra Mundial profetizada se desató tal como lo condicionara la Santísima Virgen y el comunismo se extendió en el mundo hasta hoy, destruyendo economías así como las libertades individuales.

Y entonces, ¿qué sucederá con esta Consagración mariana que no sólo es de Rusia sino también de Ucrania? Pues será una manifestación nueva, una súplica nueva con una finalidad de detener el conflicto de ambas naciones a fin de que no se disemine al resto del mundo. Sin embargo, ¿la Iglesia está en situación de pedir a Dios el detener una guerra? La guerra es castigo por los pecados del mundo, así ya lo había señalado la Virgen Santísima en Fátima, aunque siglos atrás también lo había  referido San Agustín.  Con los anteriores Papas (antes del Concilio Vaticano II), la Iglesia Católica guardaba unidad y ortodoxia en su doctrina y principios, por lo que era el faro de luz en el mundo, el cual volteaba su mirada a ella a fin de pudiera dirigirse a Dios; pero, ¿ahora acaso la Iglesia no está en falta grave ante Dios?  Luego de las reformas del Concilio Vaticano II, se constituyó un magisterio distinto a lo que la Iglesia había enseñado hasta entonces, formulado a espaldas de la inspiración del Espíritu Santo, el cual además de alterar los ritos de los Sacramentos y con ello su eficacia, además de reemplazar la Santa Misa con una misa protestantizada, ahora se planteaba el ecumenismo, la libertad e igualdad de cultos, la realización de reuniones de oración entre todas las religiones (reuniones de Asís), declarándose que cada quien se salva según su religión, prohibiéndose el proselitismo, así como aprobando y defendiendo que los Estados y sus Constituciones sean laicas, escándalo sodomita entre cierto clero, y/o condescendencia con las uniones homosexuales,  entre otras muchas cosas. Se dejó de proclamar el Reinado Social de Cristo, dejándose de lado la evangelización, por lo que incluso se promovió rituales ancestrales, introduciendo el ídolo pachamama en la Basílica San Pedro, rito replicado en muchos templos del mundo; todo lo cual debe haber sumado y acarreado la indignación divina.  Asimismo, una consagración solemne y pública a cargo del Papa y la Jerarquía de la Iglesia no sólo es manifestar el anhelo de entregar una nación al Inmaculado Corazón de María, es también el COMPROMISO de coadyuvar en la realización del mismo, éso significa que deberá reevangelizar esa nación a fin de que responda a lo solicitado, porque no se puede pensar que por “arte de magia”, es decir, automáticamente, se realizará la metanoia de la nación; sino que será un proceso, donde Dios viendo la buena voluntad de los suplicantes, permitirá el acceso de la gracia sobre la nación rusa y el resto del mundo que se encuentra contaminado por los errores que generó Rusia.

Por tanto, deberá  denotar que la barca de Pedro vire el timón y la dirección, a fin de que los postulados del modernismo que han ido difundiendo sean desechados completamente, haciendo penitencia en desagravio y reparación al Señor por esas ofensas, y defiendan con coraje el culto único al Dios verdadero. ¿Será capaz la Iglesia del siglo XXI de regresar auténticamente a la Sagrada Tradición?, para lograrlo deberá reevangelizarse a sí misma para luego reevangelizar a las sociedades, a fin de que proclamen la fe de Nuestro Señor Jesucristo y se atraiga su Reinado Social sobre la tierra, con lo cual sólo se podría obtener el tiempo de paz.  En esos términos, la Iglesia reconocerá que la Consagración será el triunfo del Inmaculado Corazón de María, cumpliéndose lo que la Santísima Virgen dijo a Lucía, la vidente de Fátima : “Finalmente, mi Inmaculado Corazón triunfará”.                                                                                                                             

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