¿LA CONSAGRACIÓN MARIANA DEL 2022 CUMPLIRÁ LA SOLICITUD DE NUESTRA SEÑORA EN FÁTIMA?
Por Lic. Martha Tenorio Azaña
Pero, analicemos los hechos. Nuestra Señora en Fátima manifestó a Lucía un pedido muy especial en bien del mundo : "Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. Si hacen lo que les digo, muchas almas se salvarán, y habrá paz. La guerra terminará (refiriéndose a la primera guerra mundial que estaba en pleno); pero si los hombres no dejan de ofender a Dios, otra guerra más terrible comenzará durante el pontificado de Pio XI. Cuando vean una noche iluminada por una luz extraña y desconocida (sucedió una aurora boreal inmensa que se vio en toda Europa en 1938), sabrán que ésta es la señal dada por Dios para indicarles que está a punto de castigar al mundo por sus crímenes, con la guerra, el hambre, y persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para prevenir esto, vengo a pedir que Rusia sea consagrada a mi Inmaculado Corazón. Si mis peticiones se cumplen, Rusia se convertirá y habrá paz. Si no, Rusia esparcirá sus errores alrededor del mundo, trayendo nuevas guerras y persecuciones a la Iglesia. Los justos serán martirizados y el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, y muchas naciones serán aniquiladas. Pero al final, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, y ésta se convertirá y se le concederá al mundo un período de paz”.
Se puede
apreciar que la consagración solicitada por la Santísima Virgen, tenía la
finalidad de PREVENIR la difusión de los errores de Rusia, es decir el
comunismo, impedir que ésto se propagara a todas las naciones; y que el castigo
al mundo por sus pecados, por tantas ofensas al Señor, era una inminente Segunda
Guerra Mundial. Sin embargo, ésto se podía detener, ya que al parecer esta
guerra y otros conflictos estarían condicionados y vinculados por la presencia
del comunismo, de modo que era importante acabar con la fuente, para lo cual se
instaba la consagración del país ruso, no sólo como nación sino como el
surtidor de la ideología más nefasta para el mundo.
Por tanto,
tocaba a Su Santidad el Papa Pío XI quien debió hacer esta Consagración Solemne
de Rusia en unión de todos los obispos, pues era el tiempo y el contexto, pero no lo
hizo. No obstante, no se va a juzgar aquí el porqué no lo realizó. Más
adelante, Su Santidad el Papa Pío XII, quien sufriera todos los embates de la
II Guerra Mundial, hizo una consagración a nivel mundial y no sólo a Rusia, mas
era ya muy tarde, pues al no hacerse la consagración en el tiempo y contexto
solicitado por la Madre de Dios, el comunismo se había difundido, llenando de
miseria y muerte por millones entre las poblaciones de los países, donde
lamentablemente, caudillos que ascendieron al poder, adoptaron esta ideología aunque
constituyendo variantes de ésta según su idiosincrasia personal a modo de sello
distintivo. Ante estos fracasos del comunismo por el horror que sembraron, el
resto del mundo optó por rechazar esta ideología; pero los hechos demostraron
que no de modo contundente.
Posteriormente,
el papa Juan Pablo II el 25 de marzo de 1984 realizó una consagración al mundo
en unión espiritual con los obispos, pero igualmente no lo hizo exclusivamente por
Rusia; y aunque se dijo que Lucía había dicho que este acto solemne había
satisfecho los deseos de la Santísima Virgen, pareciendo que el fin del comunismo había
llegado cuando en 1989 se deshizo la URSS como bloque soviético; en realidad no
lo fue. El tiempo demostró que el comunismo se había camuflado para luego reinventarse
inspirado en la visión de Gramsci, el ideólogo y uno de los fundadores del partido comunista italiano, así
logró insertarse encubierto en el mundo, convirtiéndose en un elemento aún más peligroso
y siniestro : el marxismo cultural, el cual sirviéndose de las ideologías del progresismo
y liberalismo, ambas de naturaleza inmoral de por sí, por tanto contestarias a
Dios y su Iglesia; actuaron como ventana de Overton, preparando por décadas las
mentes de las poblaciones de las naciones en el mundo, a fin de que finalmente pudieran
ser dóciles receptoras de las propuestas socialistas de partidos procomunistas.
En la actualidad, vemos hoy en América del Sur, Centro América y hasta Canadá, cómo
se han ido instalando sorprendentemente gobiernos de ese tipo, en la mayoría de
países de la región.
Por tanto,
la Consagración de Rusia al Corazón Inmaculado de María que en este mes se va a
realizar, NO es la requerida por Nuestra Señora, pues aquella debió ser en el
tiempo y contexto en que se vivía en aquel entonces, con la finalidad de
PREVEER LA CUESTIÓN COMUNISTA. Al no hacerse la Consagración en el tiempo y en
el escenario mundial que lo propiciaba, el castigo de la Guerra Mundial profetizada
se desató tal como lo condicionara la Santísima Virgen y el comunismo se extendió en
el mundo hasta hoy, destruyendo economías así como las libertades individuales.
Y entonces,
¿qué sucederá con esta Consagración mariana que no sólo es de Rusia sino
también de Ucrania? Pues será una manifestación nueva, una súplica nueva con
una finalidad de detener el conflicto de ambas naciones a fin de que no se
disemine al resto del mundo. Sin embargo, ¿la Iglesia está en situación de
pedir a Dios el detener una guerra? La guerra es castigo por los pecados del
mundo, así ya lo había señalado la Virgen Santísima en Fátima, aunque siglos atrás también lo había referido San Agustín. Con los anteriores Papas (antes del Concilio Vaticano II), la Iglesia Católica guardaba
unidad y ortodoxia en su doctrina y principios, por lo que era el faro de luz
en el mundo, el cual volteaba su mirada a ella a fin de pudiera dirigirse a
Dios; pero, ¿ahora acaso la Iglesia no está en falta grave ante Dios? Luego de las reformas del Concilio Vaticano
II, se constituyó un magisterio distinto a lo que la Iglesia había enseñado
hasta entonces, formulado a espaldas de la inspiración del Espíritu Santo, el
cual además de alterar los ritos de los Sacramentos y con ello su eficacia, además
de reemplazar la Santa Misa con una misa protestantizada, ahora se planteaba el
ecumenismo, la libertad e igualdad de cultos, la realización de reuniones de
oración entre todas las religiones (reuniones de Asís), declarándose que cada
quien se salva según su religión, prohibiéndose el proselitismo, así como
aprobando y defendiendo que los Estados y sus Constituciones sean laicas, escándalo
sodomita entre cierto clero, y/o condescendencia con las uniones homosexuales, entre otras muchas cosas. Se dejó de proclamar
el Reinado Social de Cristo, dejándose de lado la evangelización, por lo que
incluso se promovió rituales ancestrales, introduciendo el ídolo pachamama en
la Basílica San Pedro, rito replicado en muchos templos del mundo; todo lo cual
debe haber sumado y acarreado la indignación divina. Asimismo, una consagración solemne y pública
a cargo del Papa y la Jerarquía de la Iglesia no sólo es manifestar el anhelo
de entregar una nación al Inmaculado Corazón de María, es también el COMPROMISO
de coadyuvar en la realización del mismo, éso significa que deberá reevangelizar
esa nación a fin de que responda a lo solicitado, porque no se puede pensar que
por “arte de magia”, es decir, automáticamente, se realizará la metanoia de la
nación; sino que será un proceso, donde Dios viendo la buena voluntad de los suplicantes,
permitirá el acceso de la gracia sobre la nación rusa y el resto del mundo que
se encuentra contaminado por los errores que generó Rusia.
Por tanto,
deberá denotar que la barca de Pedro vire
el timón y la dirección, a fin de que los postulados del modernismo que han ido
difundiendo sean desechados completamente, haciendo penitencia en desagravio y
reparación al Señor por esas ofensas, y defiendan con coraje el culto único al
Dios verdadero. ¿Será capaz la Iglesia del siglo XXI de regresar auténticamente
a la Sagrada Tradición?, para lograrlo deberá reevangelizarse a sí misma para luego
reevangelizar a las sociedades, a fin de que proclamen la fe de Nuestro Señor
Jesucristo y se atraiga su Reinado Social sobre la tierra, con lo cual sólo se
podría obtener el tiempo de paz. En esos
términos, la Iglesia reconocerá que la Consagración será el triunfo del
Inmaculado Corazón de María, cumpliéndose lo que la Santísima Virgen dijo a
Lucía, la vidente de Fátima : “Finalmente, mi Inmaculado Corazón triunfará”.
Excelente análisis.
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