¿VIRTUDES O VALORES?


¿VIRTUDES  O  VALORES?

¿VIRTUDES O VALORES?

Lic. Martha Alejandra Tenorio Azaña

 Durante una charla sobre los “Valores en la familia” que se llevó a cabo en una base política de mi ciudad, destacaron mucho los valores de  la familia, y que el matrimonio es entre un varón y una mujer.  Terminada la charla, el líder  político dio su opinión, quien al parecer  estaba también de acuerdo sobre ese punto, destacando además que en la vida política había mucha gente con antivalores.  Como pidió que algunos de los asistentes tomaran la palabra, yo que me encontraba allí, me atreví a hacerlo y le manifesté que muchos hablaban de valores: valores aquí, valores allá; que es un término bastante usado  pero, ¿realmente se está tomando conciencia de su significado?,  pues, no obstante aún haciéndose propaganda de éstos en algunos medios, pareciera que cayera en el vacío, todos conocen por las noticias como continúan cada día más los actos deshonestos, las irresponsabilidades y toda gama de deplorable conducta, comenzando por nuestras autoridades hasta muchos ciudadanos de a pie ¿pero, porqué? , entonces continué con mi perorata en similares expresiones a las expuestas abajo, de acuerdo a lo que recuerdo :
 Hay una sencilla pero profunda respuesta :  Faltan cultivar virtudes en las personas.  ¡Ah!  Entonces, ¿virtudes y porqué no valores?   No, me refiero a cultivar virtudes para recoger valores.
 Las virtudes son disposiciones del alma que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe cristiana.   Las principales virtudes humanas son también denominadas cardinales, y agrupan a todas las demás, constituyendo la base de la vida virtuosa de la persona,  la cual corresponde a una conducta de valores.
 Las virtudes cardinales son  cuatro : prudencia, justicia, fortaleza, templanza
 Prudencia :  Es la que lleva a la razón a discernir en las cosas, guía el juicio de la conciencia. La prudencia es la “regla recta de la acción”, escribe santo Tomás de Aquino.
 Justicia : Consiste en la voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que es debido.
 Fortaleza : Virtud  que dispone al ser humano la firmeza y constancia en  la búsqueda del bien, a resistir las tentaciones y supera obstáculos que impiden realizar un acto bueno. Otorga  la capacidad del sacrificio hasta la muerte por defender una causa justa.
 Templanza :  Modera la atracción de los placeres y los instintos orientando sus apetencias  hacia el  equilibrio y el bien.
 La prudencia reúne a las virtudes de la sensatez, el tino,  la obediencia entre otras.  Los valores que se desprenden de ellas sería  la discreción, el respeto.
 La justicia agrupa a las virtudes de honradez, la sinceridad, la compasión, la benevolencia, la estimación, la probidad, entre otros.  Los valores que se desprenden de ella son :  la honestidad, la lealtad, la gratitud, la responsabilidad, la  imparcialidad, la diligencia.
 La fortaleza a su vez congrega a las virtudes de paciencia, humildad,  la firmeza, la tenacidad y genera los valores de optimismo, la seguridad, la  perseverancia,  el sacrificio, el patriotismo
 De la templanza se deriva la continencia, el pudor, la pureza, la castidad, modestia, el ascetismo, abstinencia y genera valores de sobriedad, mesura, austeridad,   pudor, decencia.
 La lista es más grande pero lo mencionado define bastante el tema.
 Por tanto, lo fundamental es difundir el tema de las virtudes, mismas que nacen del  ser humano y que lo va llevando interiormente primero, formulándose en su personalidad, la cual luego se revierte hacia la sociedad como un comportamiento, que expresa un estado armónico de la personalidad  y su conciencia moral; y es valioso en tanto dignifica tanto al sujeto como hacia donde dirige sus actos, de ahí que se le denomine valor.
 Si  la gente realmente asumiera cultivar las virtudes, tal vez nuestra escala de valores fuera diferente, y no estaríamos adoleciendo de situaciones escabrosas. Pues si cultiváramos muy bien las virtudes cardinales sabríamos manejar bien la prudencia y reconocer el mal por donde se vea aunque vaya vestido de rosas; y sabríamos que manejar la tolerancia no significa ceder a la indecencia o a la obstinación del mal.  Asimismo, sabríamos escoger con justicia a nuestros legisladores pues asumiríamos con responsabilidad social  y lealtad  a nuestra  Patria, las elecciones de nuestras autoridades para evitar que aparezcan los congresistas “roba-cables, come-pollos, come-oro roba-luz”, etc. los cuales revisten de tanta vergüenza la historia de nuestra nación.  Desde ahora es necesario además de fijarse en la trayectoria intelectual de un político, el  fijarse en si es un hombre con virtudes, ¿pues, de qué  sirve un brillante juez u otro profesional si se trata de un deshonesto, impúdico, etc . o en sus palabras se manifiesta su pensamiento y conciencia permisiva a lo inmoral?
 Por tanto, es fundamental que existan  familias moralmente constituidas y que éstas a su vez cultiven las virtudes en los hijos desde pequeños, siempre y cuando se quiera que las cosas cambien realmente en nuestro país y no sigamos con más de lo mismo a modo de un círculo vicioso, o sea sin nunca acabar.

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